Son mucho más sencillos que los precedentes y tan buenos que os aconsejo probarlos.
Para 300 gramos de macarrones largos, que son suficientes para tres personas, poned a sofreir en una sartén o en una cacerola dos lonchas gruesas de cebolla con 30 gramos de mantequilla y dos cucharadas de aceite.
Cuando la cebolla, que cociendo naturalmente se abre, esté bien dorada, esprimidla con el cucharón y retiradla. En esa grasa hirviendo añadid 500 gramos de tomates y un buen pellizco de albahaca triturada groseramente; condimentad con sal y pimienta, pero los tomates preparadlos antes porque van pelados, cortados en trozos y todo lo que se pueda limpios de las semillas, no viene a ser un defecto si quedan restos. Con la salsa concentrada, con 50 gramos de mantequilla cruda y parmesano, condimentad los macarrones y mandadlos a la mesa, que serán de agradecer especialmente por quienes en la salsa de tomate nadarían dentro.
En lugar de los macarrones largos, pueden servir las penne, es más, éstas cogerán mejor el condimento.
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