Cuando os sintáis llenos por culpa de una exuberancia en la nutrición, si recurrís a una menestra de estos gnocchi podréis, por su ligereza y poca sustancia, neutralizarlo; y más todavía si la hacéis seguir de un plato de pescado de fácil digestión.
La harina, para este uso, está bien que sea molida gruesa; si no, es mejor recurrir a la sémola fina de maíz, que ahora se encuentra en los comercios. Salad el agua y, cuando hierva, verted con la mano izquierda la harina poco a poco y con el cucharón en la derecha, mezclad continuamente. Es necesario que esta harina hierva mucho, y cuando haya reducido de manera que aguante sobre el cucharón, echadla, con un cuchillo de mesa, a trozos dentro de una fuente y cada capa condimentadla con queso, mantequilla, jugo de tomate o conserva disuelta en agua. Llenad la fuente y mandadla caliente a la mesa. Si después os gustasen más condimentados podéis tratarlos como la polenta con salchichas del nº 232 o como los macarrones a la boloñesa del nº 87.
No hay comentarios:
Publicar un comentario