La noche de la batalla de Marengo, por el desbarajuste de aquella jornada y al no encontrarse los carros de la cocina, el cocinero al primer Cónsul y a los Generales, improvisó con gallinas robadas un plato que fue manipulado más o menos como este que os describo, fue llamado Pollo a la Marengo; y se dice que éste estuvo siempre en la gracia de Napoleón, si no por mérito propio, sí porque le recordaba aquella victoria.
Tomad un pollo joven y excluyéndole el cuello y las patas, cortadlo a trozos gruesos por las junturas. Ponedlo en la sauté copn 30 gr. de mantequilla, una cucharada de aceite y condimentadlo con sal, pimienta y una pizca de nuez moscada. Cuando estén dorados los trozos por ambas partes retirad la grasa y echad en la sauté una cucharada rasa de harina y un decilitro de vino blanco. Añadid caldo llevar el pollo a cocción, cubierto, y a fuego lento. Antes de retirarlo del fuego decoradlo con una pizca de perejil triturado y cuando esté en la fuente esprimidle por encima medio limón. Resulta una comida apetitosa.
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