Elegid boletus edulis, también llamados boletos, los más pequeños que podáis encontrar, y si estuviesen mezclados con otros grandes como nueces, haced dos partes de éstos. Después de haberlos limpiado bien de tierra y lavados, hacedlos hervir durante veinticinco minutos en vinagre blanco; pero si fuese muy fuerte corregidlo con un poco de agua. Retirados del fuego, secadlos bien en un paño y dejadlos al aire hasta el día siguiente. Entonces colocadlos en una tarro de cristal o de barro esmaltado cubiertos de aceite y con algún aroma que os guste. Hay quien pone uno o dos dientes de ajo pelados, quien algunos clavos de olor y quien una hoja de laurel, que pueden hacerse hervir en el vinagre. Se suele comerlos con platos hervidos.
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