No es un plato que requiera mucho estudio, sino solo buen gusto para poderlo dosificar convenientemente; si está bien hecho, quedará como una excelente guarnición para platos hervidos. Por cebollitas entiendo las blancas grandes como una nuez. Peladlas, limpiadlas del sobrante y blanqueadlas en agua salada. Para una cantidad de unos 300 gramos poned al fuego en seco, en una cacerola, 40 gramos de azúcar y, cuando esté líquido, 15 gramos de harina; removed continuamente con el cucharón y cuando la mezcla esté dorada, echad poco a poco dos tercios de vaso de agua con vinagre y dejad hervir el líquido tanto que si se forman unos grumos se puedan disolver todos. Entonces echad dentro las cebollitas y moved frecuentemente la cacerola, teniendo cuidado de no tocarlas con el cucharón para no estropearlas. Probadlas antes de servirlas, porque si necesitáis azúcar o vinagre siempre estáis a tiempo de añadirlos.
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