Diluid tres cucharaditas colmadas de harina con dos cucharaditas de aceite, añadid dos huevos, una pizca de sal y mezclad bien. Esta mezcla tomará el aspecto de una crema fluida y servirá para dorar los fritos de sesos, tuétanos, mollejas, criadillas, cabeza de ternera lechal y similares.
Estas cosas, algunas más, algunas menos, según su naturaleza, blanqueadlas todas, incluidos los sesos y los tuétanos que hirviendo solidifican; salad el agua y añadid una pizca de sal y una pizca de pimienta cuando las retiréis del agua.
Las criadillas cortadlas en filetes a lo largo; los tuétanos dejadlos alrededor de medio dedo de largo; las mollejas, si son de cordero, dejadlas enteras; los sesos hacedlos a trozos grandes como una nuez, y manteneos para las cabezas en un tamaño algo mayor. Echad los trozos en la masa después de haberlos enharinado y freidlos en manteca de cerdo virgen o en aceite. Estos fritos blancos se añaden a menudo a hígado o a chuletas de ternera lechal. El hígado cortadlo en lonchas finas, las chuletas mazadlas con el mango del cuchillo o triturad la carne con la media luna para componerla después de forma elegante; tanto a uno como a las otras les condimentaréis con sal y pimienta, les meteréis en infusión en huevo batido y después de alguna hora, antes de freírlos, les envolveréis en pan rallado fino, repitiendo la operación incluso dos veces si es necesario. Acompañad siempre estos fritos con gajos de limón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario